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Ensenada.- A fin de apoyar con técnicas y metodología
científica en un proyecto de exploración arqueológica de una serie de
campamentos costeros de la cultura yumana en la zona de Bajamar, investigadores
de la División de Ciencias de la Tierra de Centro de Investigación Científica y
Estudios Superiores de Ensenada (Cicese) realizaron una colaboración con el
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-BC).
Más de 100 sitios
arqueológicos han sido descubiertos en la región desde el 2012, fecha de
inicios de las excavaciones del proyecto “Estudio de Campamentos en la línea
costera y valles intermontanos de Baja California”, liderado por la arqueóloga
Enah Montserrat Fonseca Ibarra, del Centro INAH-BC.
“Las excavaciones
en Baja California comenzaron hace más de 30 años, pero es conocido que la zona
de Bajamar es de especial interés para la arqueología debido a la presencia de
campamentos costeros de los yumanos que se cree estuvieron asentados aquí,”
explica la arqueóloga.
La intención era
estudiar a fondo los campamentos o concheros, como se les conoce, y entender
más sobre las aplicaciones y propósitos de los fogones, denominados así por ser
vestigios de las hogueras que utilizaban los antiguos grupos étnicos yumanos
hace aproximadamente 1,500 años.
Ante
la gran cantidad de puntos de interés y un tiempo limitado para realizar
excavaciones, un equipo de especialistas liderados por Marco Antonio Pérez
Flores, del Departamento de Geofísica de Cicese, utilizó una serie de equipos
magnéticos y electromagnéticos para detectar objetos de interés histórico
enterrados en la zona, como las piedras que usaban en dichos fogones.
“Quisimos hacer
una especie de radiografía previa a la excavación, una prospección geofísica,
que es algo que no se había hecho antes con éstas técnicas que aportaron los
doctores Marco Pérez y Edgardo Cañón, quienes nos apoyaron con equipo y horas
de investigación en campo,” dijo Fonseca.
Las piedras que
forman los fogones tienen un grado de magnetismo medible por los sensores de
instrumentos especializados, los cuales producen una gráfica donde se puede
discernir en forma gráfica las zonas de interés magnético según sea su
intensidad. Esta exploración geofísica previa permitió hacer excavaciones en
forma quirúrgica, sin necesidad de cavar toda la retícula del terreno
estudiado, señaló Fonseca Ibarra.
En el área de estudio
se encontraron 104 sitios arqueológicos,
principalmente campamentos de producción, de habitación al aire libre y en
abrigos rocosos. El equipo de Fonseca eligió 16 con mayor potencial, de los
cuales se excavaron los primeros tres en el 2012, en donde se encontró gran
variedad de huesos de animales, conchas, manos de metates, herramientas de
lítica y 13 fogones de tres diferentes tipos, según los datos aportados por el
INAH.
Una vez
rescatadas, muestras de piedras de fogones se enviaron al equipo del Dr.
Edgardo Cañón, investigador de la División de Ciencias de la Tierra de CICESE,
quien se encargó de realizar pruebas con una técnica conocida como
desmagnetización por temperatura.
La técnica permite
identificar la temperatura máxima a la que se recalentó un material, y los
resultados detectaron diferencias entre piedras dependiendo de su posición en
el fogón. Si se tiene la intensidad del campo magnético y fecha aproximada del
periodo de recalentamiento, se podrían hacer estimaciones de fechas en otros
fogones sin necesidad de realizar pruebas isotópicas. Con ello en mente, para
la colecta de 2013, que se está procesando este año, se tomaron en cuenta
previamente los datos de orientación de cada piedra con el fin de realizar
mediciones más exactas.
“Ellos conocían en qué yacimientos podrían
encontrar la materia prima, y establecían estos fogones como apoyo a su
subsistencia. Pero no todos los fuegos tienen el mismo uso, y con las técnicas
que nos sugiere el doctor Cañón podríamos establecer una tipología de fogones
usados para la preparación de alimentos,” dijo Fonseca Ibarra.
Al hablar sobre
los beneficios de esta colaboración, tanto el INAH como el Cicese destacaron el
valor de la cooperación transdisciplinaria en México, “y en nuestro caso,
estamos orgullosos de poder colaborar con INAH con este estudio para conocer
más a fondo sobre el modo de vida de nuestros antepasados,” dijo el Dr. Marco
Pérez.
A su vez, el Dr.
Cañón agregó que la aplicación de técnicas de los investigadores en Ciencias de
la Tierra en ámbitos diferentes ha permitido encontrar datos duros sobre las
culturas del noroeste del país, “y tenemos mucho interés en que nuestras
técnicas numéricas cuantitativas tengan ese impacto en la investigación social,
y seguiremos colaborando con el INAH.”
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